30 de julio de 2013

HISTORIA BARADERO 4° PARTE

Historia de Baradero

La Reducción de Baradero se fue formando con los aborígenes que se iban reclutando desde las zonas ribereñas del Paraná, si bien algunos convivían en el suelo que ulteriormente le servía como fragmento al pueblo de indios. A esta tierra llegaron de la mano de los peninsulares, Guaraníes, Mbeguaes y Chanás. Todos emparentados y de la misma nación. Su idiosincrasia, su identidad, sus costumbres las hallamos descriptas por el naturalista y explorador francés don Alcides de Orbigny quien nos testimonia sobre los primeros de los nombrados, los guaraníes:
“La estatura es por lo general poco elevada en los guaraníes; en las provincias de Corrientes y Misiones hemos encontrado una media que raramente pasaba 1,62 metros (5 pies); las mujeres son por lo general más pequeñas y conservan a menudo proporciones por debajo de la talla relativa que tienen en Europa; su talla media es de 1,490… Las formas del cuerpo de los guaraníes no podían ser más macizas; el pelo es elevado, el cuerpo uniforme, los hombros anchos, las caderas gruesas, los miembros muy repletos, redondos y músculos salientes; las manos y los pies pequeños… Las mujeres presentan las mismas formas; son macizas al máximo, anchas y cortas; poseen todo lo necesario para ser vigorosas, para resistir a los trabajos penosos, para ser buenas para la reproducción; su cabello es siempre muy voluminoso y bien colocado.
Las facciones de los guaraníes se distinguen a primera vista de las naciones pampeanas: su cabeza es redonda, no comprimida lateralmente; su frente no huye hacia atrás; es, por el contrario, elevado, y su aplastamiento, en algunas tribus, se debe a causas artificiales. El rostro es casi circular, la nariz corta, muy poco ancha,, de ventanas menos abiertas que en los pueblos de las llanuras; la boca mediana, aunque algo saliente; los labios bastante finos; los ojos pequeños, expresivos, siempre levantados en su ángulo exterior, y a veces como apretados en esa parte; el mentón redondo, muy corto, y no avanza nunca hasta la línea de la boca; los pómulos, no pronunciados en la juventud y algo salientes en la edad adulta; las cejas bien arqueadas y muy estrechas, los cabellos largos, rectos, gruesos y negros…”
Prosiguiendo el inventario de la nación, tomamos fragmentos del libro “Las poblaciones indígenas de la Argentina”, de Salvador Canals Frau:
“La cultura de nuestros guaraníes es basada por tanto en el cultivo de la tierra, t la caza, pesca y recolección eran actividades más bien secundarias. Lo que los guaraníes cultivaban eran, especialmente, la mandioca, los zapallos, la batata y el maíz… La preparación y el desbrozo de la parcela elegida es trabajo de los hombres, mientras que el sembrar, plantar, cuidar y cosechar es tarea de las mujeres. Las viviendas de nuestros indios eran de carácter estable, como que su estilo de vida era completamente sedentario. Por lo general eran grandes casa comunales, hechas de troncos y hojas en las que vivían varias familias emparentadas. De cuatro a ocho de estas grandes casas constituían una aldea que se situaba al borde de un río y se rodeaba de una o dos empalizadas defensivas… Por lo general nuestros guaraníes andaban completamente desnudos. Las mujeres llevaban a veces una especie de cubresexo en forma triangular llamado “tanga”, que solían hacer de plumas. Con plumas se adornaban también los hombres la cabeza, los brazos y los tobillos. Además, ambos sexos se pintaban el cuerpo con cierta profusión… Adorno característico de todos los guaraníes e sexo masculino es el que se ponían en el labio inferior. En tiempos antiguos usaban más bien el barbote, que solía ser de resina, hueso o piedra. Las mujeres se conforman con un tatuaje en la cara… Como armas usaban el asco y la flecha, y la macana. El elemento ergológico más importante de los guaraníes es la cerámica. Conocían también, y practicaban, el hilado y el tejido. Hilaban a mano, generalmente algodón, pero también otra fibras vegetales… En la cultura espiritual se había conservado la creencia en un Alto Dios. Lo llamaban “Tubá”. El era el creador de todo lo existente, quien hacía llover o madurar las mieses. Una manifestación de su poder era el despedir rayos… Los cadáveres se depositaban en las grandes tinajas de barro. Junto a los restos humanos se ponía dentro del recipiente los objetos personales del fallecido, y se tapaba la urna con un gran plato. Luego se enterraba la urna… Los guaraníes eran antropófagos, al igual que muchos pueblos de cultura amazónica. Eran “comedores de carne humana”, según anotaron todas las antiguas fuentes. La antropofagia iba solo dirigida a los prisioneros de guerra, y aún así el acto tenía carácter ritual. A los prisioneros que no se mataba en el acto, se los trataba bien; se les daba mujer, y mucha comida, para que se pusiera bien de carnes. El sacrificio mismo se realizaba en acto público, frente a una gran multitud, y uno de los guerreros era designado para ejecutar al prisionero con una macana. Después de muerto se despedazaba el cuerpo y se repartía los trozos, todo el mundo debía tocar y probar la carne. Y dice P. Lozano, que cuando ella no alcanzaba por ser varios millares los concurrentes, entonces se hacía hervir un buen pedazo y se repartía el caldo; hasta las madres daban un sorbo a sus hijos. El gustar de la carne de un enemigo sacrificado daba derecho o imponía la obligación, de cambiar el nombre. La costumbre de la antropofagia desapareció pronto, con la sola presencia del español… El guaraní es la primera lengua indígena con que tropezaron, y pronto conocieron, los españoles. Y la gran difusión de esa lengua tuvo a través del territorio nacional se deba en gran parte a ellos y a la acción de sus misioneros. Al decir del P. Lozano, que la conociera bien, expresara en su tiempo ser “esta lengua, sin controversia, es de las más copiosas y elegantes que reconoce el orbe”.
Someramente trataremos de las dos naciones que conformaron el núcleo en los orígenes del pueblo de Baradero: Chanaes y Mbeguaes. De ella nos informa nuestra fuente de consulta: Salvador Canals Frau. Son:
“Dos entidades, íntimamente emparentadas entre sí. Los primeros ocupaban la ribera derecha del gran río (Paraná), en las actuales provincias de Buenos Aires y Santa fe, entre, aproximadamente, el río Luján y el emplazamiento de la actual ciudad de Rosario… Los Mbeguaes, por su parte se extendían por el sur de Entre Ríos, ocupando toda la zona de islas y anegadizos que constituye el delta entrerriano y que en general se halla al norte del Paraná Guazú… Por lo tanto, chanaes y Mbeguaes vivían frente a frente, en riberas opuestas del bajo Paraná. Lo cual, naturalmente, no obsta para que a menudo los papeles se intercambiaran.
Las altas estaturas de estas poblaciones parece haber sido su carácter físico más destacado, y es a éste que aluden, muy especialmente, los viejos autores… Los antiguos habitantes del delta del Paraná –que étnicamente han de haber sido chanáes y Mbeguaes- era igual a 1,688 mm los hombres y 1,652 las mujeres… El rasgo más saliente y característico de su economía es indudablemente la pesca, nuestros indios se dedicaban también a la caza y a la recolección. Esta última actividad se dirigía especialmente a la miel silvestre. En cuanto a la caza, ella tenía como objetivo a las nutrias, los venados y los avestruces… Como vestido, los indios del Litoral aún tenían en uso el gran manto de pieles de nutria propio de la mayoría de los pueblos patagónicos; los confeccionaban, sobre todo, de pieles de nutria. Las fuentes mencionan también taparrabos y delantalillos de algodón. Las telas de esta clase han de haber sido productos del intercambio con los pueblos aruac y guaraníes
vecinos.

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