31 de julio de 2013

HISTORIA DE BARADERO 5° PARTE

Historia de Baradero

De casi todos los núcleos se mencionan como adorno unas estrellitas de piedra de distinto color que llevaban puestas en las narices. A efectos de ponerse estos aderezos, ambos sexos se perforaban las aletas nasales. Los hombres llevaban, además, un barbote. Y tampoco faltaban los adornos auriculares, el tatuaje, ni las pinturas corporales. Las viviendas de los pueblos del litoral se levantaban sobre los albardones vecinos de ríos y lagunas. Consistían en chozas rectangulares, de paredes hechas de esteras de juncos… Como arma se usaba el arco y la flecha, la macana y la onda. El arco era corto, y las flechas, que se guardaban en carcajes de cuero, tenían puntas de piedra o de hueso… Pero el principal elemento ergológico que la Arqueología ha puesto en descubierto es la cerámica. Es aquí, en el Litoral, donde la alfarería adquiere verdadera personalidad y pleno valor diagnóstico. No es que en esta región exista gran riqueza de formas, pero sí hay en decorado. En este debemos distinguir la decoración incisa, que se presenta de manera muy especial en guardas y figuras de carácter geométrico, y la modelada que toma la forma de apéndices zoomorfos, generalmente conocidos como “representaciones plásticas”. De estas últimas hay de dos clases: las llamadas “siluetas”, aplanadas y recortadas que forman parte de la pared del mismo vaso y que corresponden a recipientes playos, y las esculturas en redondo. Unas y otras representan cabezas de animales… Poco se sabe de la organización política y social de nuestros indios. Las fuentes mencionan caciques como jefes de grupo.
Mal informados estamos también respecto de la cultura espiritual. Tenían desde luego, hechiceros, cuyas plásticas serían las comunes. Sabemos también que era bastante frecuente en ellos el entierro secundario de los huesos de los fallecidos, una vez que estaban descarnados; era entonces que los restos se recubrían con ocre rojo. Fernández de Oviedo en aquella parte de su “historia” cuyos datos proceden de Alonso de Santa Cruz, compañero de Gaboto, que actuará más de dos años entre los indios del litoral, al referirse de las poblaciones del sector meridional, dice que la gente chaná y mbeguá “es toda una lengua…”
Con indios chanaes se formaron varias reducciones. La de Santiago del Baradero, fundada en 1615 al noroeste de Buenos Aires, comprendía también algunos Mbeguaes; en un informe del obispo Malvar de Buenos Aires, se dice que en 1776 ya estaba “extinguida la línea de los indios” en esta hoy floreciente ciudad bonaerense. Santo Domingo Soriano, en territorio de la actual República del Uruguay, fue fundada en 1624 con un plantel de indios traídos del Baradero, en un lugar próximo a su actual situación… y eran de origen chaná.
Como vinimos comentando y explicando, Reducción “no implicaba esclavitud alguna como se ha querido acusar, sino fijar residencia, construir pueblos y enseñar la fe cristiana”. No todos los indígenas vivían en ese pago; no todos los indios se habían asentado en las tierras aledañas a la costa, muchos de ellos fueron traídos desde lejanas latitudes y, ello nos ofrece un testimonio invalorable la solicitud de don Gaspar de Godoy, al gobernador don Pedro Esteban Dávila, en el año 1626, que, entre la petición predica sus méritos para conseguir la merced ansiada:
“Y además de estos servicios por mi persona a mi costa he ayudado a reducir los indios de la reducción del Baradero, sacándolos de los montes y otras partes po los medios más suaves que pude, y los poblé y arreglé esta dicha reducción donde se bautizaron asistiendo yo con ellos aquietándolos”.
La visión de Hernandarias se cristaliza en grado sumo en solares fértiles para vidas humanas. Un oficial de su leal confianza y probidad pone al frente de esa agrupación de salvajes. Su nombre queda registrado como Bartolomé Pintos. Administraba y dirigía y con frases paternales aconsejaba.
Un cacique, de nación guaraní, respondiendo al llamado de don Bartolomé, es la directriz de ese enclave. Un doctrinero de los naturales, el Padre Fray Francisco Arenas, de la orden de San Francisco, es el arquetipo de esa organización. Amenaza con su palabra, tierniza la fiereza del indio, traza los lineamientos de la estructura de la población. Esta trilogía de mandos fue designada y nominada por el creador de esa Reducción de Santiago, como se la llamara, el protector de los aborígenes, Hernandarias. No estuvo a su frente cuando sucedió la fundamentación de este aglutinamiento. Lo había mandado con su “voz y por mi orden”, a establecerla fijando el lugar de residencia.
Desde su solio, la guiaba. Desde su trono la gobernaba. Sus quehaceres eran múltiples. Hacedor de reducciones comenzó a visitarlas cercana a la fecha de un año de su incorporación a la vida social española. De sus inspecciones, de su periplo, de su examinación y detalle mínimo llevó noticias hasta Su Majestad en una epístola larguísima datada el 25 de mayo de 1616. Entresacamos los fragmento pertinentes a la Reducción que nos ocupa.
El año pasado di cuenta a V.E. del estado en que hallé estas provincias y el que les comencé a dar así en la reducción, conservación y buen gobierno de los naturales ejecutando las ordenanzas del Licenciado don Francisco de Alfaro que las visitó como también las que acerca de la navegación de este puerto tiene dadas vuestro Virrey y cuyo cumplimiento y el de las Reales cédulas me ha costado y cuesta sumo trabajo por las raíces que había en los excesos del en que me ocupé hasta los 16 de agosto, y me partí para las ciudades de arriba visitando de camino las nuevas reducciones que he hecho de los otros naturales los cuales a mi voz y por mi orden estarían en los parajes y puestos que les tenía señalado para su asiento.
Quince leguas de esta ciudad está la Reducción de Nuestra Señora de la Estrella donde llevé a mi compañía al guardián de San Francisco, el cual puse en ellas un religioso de mucha apreciación y buen ejemplo para la educación y enseñanza de los naturales y ahí mismo puse un vecino de esta ciudad con bueyes y lo necesario para industriarlos en la labranza y fábrica para hacer iglesias, están hoy reducidos en ese puesto cincuenta indios con sus mujeres e hijos.
Diez leguas más adelante llegué a otra Reducción por nombre Santiago donde fui con algunos vecinos de esta ciudad y un religioso del mismo orden, bueyes y pertrechos para labranzas y fábrica para iglesia y habiendo dejado el orden necesario para todo y un español virtuoso y a propósito, pasé adelante, y hay en esta Reducción 250 indios.
Los religioso de San Francisco que están ocupados en el mismo ministerio pasan muchas necesidades y las iglesias carecen totalmente de lo necesario para el culto divino demás de que para atraer y a cariciar los naturales es necesario. V.M. sirva proveer a las doctrinas en que están de alguna ayuda de costa pues se emplean con tanta voluntad vuestro real servicio. Y para que se consiga más seguridad en las cosas referidas que he hecho haré otra visita aunque la distancia del camino es de más de quinientas leguas de ida y vuelta en que siempre se ofrecen muchos trabajos como también se consiguen servicios de V.M. y la divina cruz.
Buenos Ayres, mayo 25 de 1616.

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