31 de julio de 2013

HISTORIA DE BARADERO 11° PARTE

Historia de Baradero

En el acta de fundación de la ciudad de Buenos Aires, el espíritu cristiano de Don Juan de Garay se pone de manifies­to al expresar en el mismo:
“Hoy sábado, día de San Bernabé, once días del mes de junio del año del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo de mil quinientos ochenta, estando en este puerto de Santa María de Buenos Aires, que es en la provincia del Río de ¡a Plata, intitulada ¡a nueva Vizcaya, e fundo en el dicho asiento e puerto una ciudad, la cual pueblo con los soldados y gentes que al presente tengo, é traído para ello, la Yglesia de la cual pongo su advocación la Santísima Trinidad”.
Si hojeamos «Derrotero y Viaje a España y las Indias», del soldado alemán Ulrico Schmidl, que viniera a establecer a la Argentina la primera creación de Santa María del Buen Ayre, acompañando en su buque al Adelantado don Pedro de Mendoza, en él se encuentran infinidades de notas en que no sólo menciona la fecha, sino el Santo del día en que sucede una situación. «En el día de San Bartolomé», y aclara: «24 de agosto de J535 hemos venido a una ciudad en España que se llama San Lucas…» «En el Día de Todos los Tres Revés en 1535 (6 de enero) hemos desembarcado en Río de la Plata…» «Esto ha ocurrido en el año 1535 y en el día de San Juan…» «Y llegamos en el año 1535 y en el día 30 de setiembre en el día de San Jerónimo…» Partimos de la ciudad de San Vicente en el año 1535 y en el día 24 de junio, en el día de San Juan..» Schmidl, en cada circunstancia de su largo periplo va mencionando, sino la fecha específicamente, la misma hace con el homónimo de la conmemoración onomástica. Esas citas se repiten continuamente, no sólo en este sol­dado germano, sino, principalmente, en las cartas de los españoles y en los hechos materiales de sus fun­daciones, tal el caso, tomado al azar, del Fuerte Cor­pus Christi, porque se memoraba esa cristiana fe­cha. Por todo ello, probablemente, la Reducción de Santiago del Baradero, se ha verificado en un 25 de julio de 1615, más, conjugándose imaginación y ve­racidad, por cuanto no hay indicios ciertos para ase­verarlo. El colocar los establecimientos bajo la advocación de un privilegiado en los altares, es ana­logía con el comportamiento de los españoles euro­peos en sus modalidades. ¿Fue un 25 de julio de 1615 el asentamiento de la Reducción del Baradero? El misterio lo develará la voz del pueblo, que es la voz de Dios. Los tiempos y las genera­ciones lo aceptarán o lo rechazarán, según sus convicciones.
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¿POR QUE BARADERO?
Su génesis permanece en la incógnita. Hipótesis se conjugan para llegar a una consecuencia que tos documentos no aseveran. ¿Por qué Baradero? Cuatro son los rayos que iluminan su posible imposición. Cuatro las teo­rías que se labran para llegar a una solución. En concreto, la nominación Baradero, se encuentra estable en los conos de sombras de las páginas de los siglos como tesoro recóndito e ignoto que la búsqueda incesante del hombre para desentrañarlo no lo con­quista.
Nació como Pueblo de Indios. Su conformación inicial fueron los nativos cobri­zos, hijos de la tierra, recogidos en las islas del Delta del Paraná y llevados por manse­dumbre palabra desde sus lares, cercanos a la ciudad de Buenos Aires, por un clérigo que respondía al de Francisco Arenas. De este modo se consolidó lo que llegaría a ser con los tiempos en una reducción que se gestaba para adquirir los rasgos de villa. Los que la componían fueron indígenas que se establecieron en forma sedentaria bajo la autoridad de un Corregidor y de un Alcalde de aborígenes que eran los contralores de sus actos. Esa casta tenía quien los rigiera, se encontraba baje la férula de un Cacique, al que respondían con obediencia por su soberanía sobre sus cabezas.
Sintetizando la primera teoría que se expone: que los bárbaros tenían un cacique, surge la dubitación prístina con respecto al nombre de la Reducción: Baradero. ¿Por qué Baradero? Por hallarse entre los documentos del siglo XVII un padrón en la que un jefe de familia y sus descendientes se llamaba, precisamente, Baradero. El cacique Baradero y toda su tribu aglutinó una secta muy numerosa y permanente en años. Dada !a conformidad humana que revistieron los contornos de introducción en su adveni­miento, y acorde a su filiación de Pueblo de Indios que adquirió hasta 1780, es decir, en ciento sesenta y cinco años, más de un siglo y medio, bien podría deducirse que la designación de Baradero fue el elemento primordial que lo caracterizó en el futuro. Hasta aquí es la primera ilación que inferimos.
El raciocinio nos lleva a una interesante encrucijada para despejar la nominación del pueblo por su característica peculiar topográfica. Cuando llegaron los indios a estas tierras feraces y vírgenes, al desembarcar, al posar sus pies en suelo extraño a sus cos­tumbres, humedad y légamo de las costas ribereñas, columbraron de presto altas ba­rrancas, una de ellas, la que se conociera como «el cerrito», situado expresamente en la que es la última vivienda sobre la Avenida San Martín y Almirante Brown, esquina donde se dobla hacia la izquierda, que fuera demolida en 1922 con el fin específico de dar paso al progreso: la construcción del puerto local. En ese «cerrito», como de cua­renta metros de altura, y elevadas barrancas, los situaron, construyeron sus moradas. Desde las cúspides de esas pendientes donde se erigían sus tolderías, debían dibujar camino para llegar a la costa en busca de la manutención diaria: en la práctica de la pesca y de la caza de los animales silvestres que abundaban, proveerse de la leña para el fuego y el agua para saciar su sed y sus necesidades más perentorias. Ese sendero, en su andar constante, perfiló un descenso obligado; se tomó una bajada imprescindible: en un «Bajadero» hacia el río, que ellos transitaban de arriba hacia abajo y viceversa, cotidianamente: un «Bagadero», como ellos lo pronunciaban incorrectamente y sí en forma irregular, por no poder articular la jota ni la ge. Esa confusión fonética bien pudo, con el transcurso de su parlar constante y de su traslación continua, mantenida en comu­nión con sus congéneres y con los españoles que les protegían, tergiversar la palabra y surgido el nombre de Baradero, permutando la tercer consonante.
Esta versión, presunta en su hipotético discurrir hacia una verdad insoslayable, ha sido ratificada y confirmada a través del relato de un chaná, descendiente de los fundadores indios, que felizmente hemos rescatado, y se argumenta del tenor que se reproduce:
En Baradero cuando su fundación no estaba situada en el lugar que le conoce­mos, sino en el talar del cementerio, y los indios para construir sus ranchos tenían que vadear el río a fin de buscar paja con que techarlos, pero para subir la barranca sobre cuya cima estaba situado el pueblo, la cuesta era muy empinada y penosa la subida, entonces se fueron acercando paulatinamente hasta llegar a un «buen bajadero». por el cual les era más fácil subir los materiales de construcción que necesitaban para sus viviendas, y de ahí nuestro pueblo tuvo su nombre.
Aunque parezca algo insostenible y su referencia de precaria solidez, no obstante ser un aporte más a esta mira de desentrañar el misterio de por qué Baradero, la inserta­mos y meditamos: Este pueblo en su gestación tenía sus postas donde se detenían los carruajes portadores de gentes y donde se remudaban las cabalgaduras. Era, en síntesis, esos mojones, un «Paradero» obligado; un lugar de descanso y término inmediato de un largo transitar. Según algunos, ese«Paradero», sufrió una corrupción en su conti­nuo mencionar y de ahí nació el nombre de Baradero. Es otra de las distintas disyunciones para acercarnos a descifrar y pensar.

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