Historia de Baradero
El Padre Fray Luis de Bolaños acaricia a iodos los indios con particulares caricias y dádivas agradeciéndoles el haber preservado.
Este santo varón la obra prosiguió con feraz abundancia en el sendero que abandonara su antecesor y fortaleció las columnas erigidas al soplo de un personaje vital de sacrificio y acorazado para las adversidades. Se alejaba Hernandarias del escenario de sus ejecuciones ininterrumpidas y brillantes, pero descansaba su misión cumplida en una existencia de probada austeridad como significaba la presencia física y espiritual del dilecto franciscano.
Producida la partición y nombrado Hernandarias en el Paraguay, su nuevo teatro de vida activa, a la provincia del Río de la Plata le cabía imperiosamente el nombrar a su primer gobernador dentro de la frontera del reciente dominio. El Augusto Mandatario que Felipe III designara en la larga nómina de gobernadores que le siguieron, fue la de don Diego de Góngora, caballero de la Orden de Santiago y natural del Reino de Navarra, quien accede a la sede creada el 17 de noviembre de 1618, permaneciendo en sus funciones hasta octubre de 1623, en que fallece. Su preocupación principal, que atenazaba su mente, fue el de investigar la situación de los naturales y de sus paisanos, levantando un empadronamiento genera! de los vecinos e indios terrícolos, en toda la superficie en que se extendía su jurisdicción. No nos detendremos a analizar la amplitud censada de su poderío, sólo nos circunscribiremos a la parte correspondiente a Buenos Aires, la cual nos advierte de los siguientes guarismos:
212 vecinos que, calculando cinco personas por cada uno, da un total de 1.060 personas; los indios radicados en la ciudad sumaban 103 y 668 los distribuidos entre las tres Reducciones denominadas San José, Santiago del Baradero y del Cacique Tubichaminí.
Don Diego de Góngora se dispone a partir visitando y reconociendo todos esos reductos indígenas. De su extensa travesía y de su registro y vigilancia cuidadosa que pone en cada uno de ellos habría de dar cuenta exacta y fiel a Su Majestad cesárea. Por ese testimonio, firmado por el gobernador y testificado por el Escribano, nos avenimos a la situación en que se encontraban cada uno de esos pueblos, sujetos obedientes a un corregidor. El documento es inapreciable. El pliego es la transcripción e impronta de la existencia de los hijos de la tierra en su sitio de convivencia.
Testimonio de la visita de tres reducciones de indios que están un In iihh, dicción de la ciudad de la Trinidad que hizo el Gobernador Don Diego de Góngoni
Yo Juan de Munarri escribano del reino señor y mayor de gobernación en este Río de la Plata certifico y doy fe que por los autos padrón y diligencias que el señor Don Diego de Góngora caballero del hábito de Santiago Gobernador y Capitán General de las provincias del Río de la Plata por su majestad hizo cuando salió a visitar las tres reducciones de indios que están en la jurisdicción de esta ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires que son una nombrada San José del cacique don Juan Vagual sobre el río de Areco dieciocho leguas poco más o menos de dicho puerto y otra dieciséis leguas de tierra adentro cerca de la costa del Río Grande de la Plata nombrada del Cacique Tubichamini y otra nombrada Santiago de! Varadero que está sobre un brazo del Río Grande del Paraná veinticinco leguas poco más o menos de dicho puerto. Parece haber hallado en cada uno lo siguiente:
La otra reducción de Santiago del Varadero hubo 63 indios cristianos en que constan 8 caciques – Ítem 11 indios infieles en que entran 3 caciques – ítem 58 indias cristianas – Ítem 7 indias infieles – ítem 58 muchachos y muchachas bautizados y por bautizar que todos son 197.
Esta reducción parece que está puesta en mal asiento que es un pantano con mala agua y poca leña y los caciques e indios declararon que la pesquería y la caza de venados y yeguas está a dos y tres leguas y que sus tierras de donde son naturales están siete leguas Buenos Aires veinte leguas de la dicha reducción, y que allí los doctrinaron los padres de San Francisco y que habrá cuatro años los trajeron a la dicha reducción por mando de Hernandarias de Saavedra que les prometió hacer mucho bien y que tenían hecha una iglesia muy grande y sus casas con mucho trabajo.
Tiene la dicha reducción una iglesia grande de tapias cubierta de madera de sauce, en el altar había dos imágenes de lienzo en bastidores de madera y dos candeleros de azófar y dos cajas y dos campanas pequeñas y no se halló otra cosa. Porque el ornamento frontal misal y cáliz y demás aderezos de decir misa el Padre Fray Luis de Bótanos de la orden de San Francisco que está por doctrinante de la dicha reducción certificó que es del convento de Buenos Aires.
Estos indios viven con más pulida (buen orden) que los de las otras dos reducciones porque tienen sus casas cubiertas de paja y palos y siembran maíz y los más de ellos andan vestidos y que tienen quien los doctrine. Susténtanse de lo que lo demás y de algún pescado y del maíz que siembran. Estos indios usan de arcos y flechas que son sus armas.. Tenían dieciséis yuntas de bueyes con sus yugos y arados y tienen novillos cerreros y ocho azadas y ocho anegas de maíz i3e la comunidad.
Ya todos los indios e indias de las dichas reducciones el dicho Gobernador los habló y trató con mucho amor y voluntad y mandó repartir entre ellos cantidad de cuchillos, chaquiras y yerba coro y otras menudencias de que usan y gastan y quedaron quietos y contentos.
ítem otra reducción nombrada San Tiago del Varadero, veintidós leguas de esta dicha ciudad que está a cargo de Bartholomé Pintos vecino de ella que hace oficio de corregidor que le nombró Hernandarias de Saavedra, tienen los indios que estaban en la isla que serán hasta ciento cuarenta y su cacique principal se llama don Bartholomé, y que siembran maíz, fríjoles y habillas y otras semillas con lo cual y carne de yeguas cimarronas y pescados que pescan en el río se sustentan y que tienen iglesia y casas de orcones y cubiertas de paja y que por cristianos aceptó los indios viejos y que no tienen bienes más que veinticuatro bueyes y que andan vestidos de cuero y se cobijan con pellejos, y que tuvieron por doctrinante a Fray Francisco Arenas de la orden de San Francisco, seis meses y que después entró a doctrinarlos Fray Luis de Volaños de la misma orden que hasta ahora está en dicha reducción.
Y no consta que en esta jurisdicción haya más reducciones según todo los uso dicho más largamente parece portas dichas averiguaciones hechas sobre ellos por el dicho gobernador Don Diego de Góngora que aquí firmó don Diego de Góngora por cuyo mandato di la presente que se fecha en la dicha ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires en 16 días del mes de julio de 1619 años. En testimonio de verdad
JUAN DE MUNARRI
Escribano Mayor de Gobernación
Reitera su comunicación y su celo de esos lugares aborígenes el gobernador de Góngora. Ocho meses más tarde retorna; a transitar epistolarmente por los áureos y polvorientos caminos a los mojones de los indios. No los desampara. Los protege. Los defiende. Se preocupa por su bienestar moral y materialmente. Fue muy solícito por el estado de los bárbaros en su condición de seres humanos. Vuelve con su pluma a rasgar la nívea plana que envía al Monarca narrándole detalladamente lo percibido y vivido en cada una de esas tres sedes de los naturales, y fragmentándolas nosotros a la parte que corresponde esta relación.
Este santo varón la obra prosiguió con feraz abundancia en el sendero que abandonara su antecesor y fortaleció las columnas erigidas al soplo de un personaje vital de sacrificio y acorazado para las adversidades. Se alejaba Hernandarias del escenario de sus ejecuciones ininterrumpidas y brillantes, pero descansaba su misión cumplida en una existencia de probada austeridad como significaba la presencia física y espiritual del dilecto franciscano.
Producida la partición y nombrado Hernandarias en el Paraguay, su nuevo teatro de vida activa, a la provincia del Río de la Plata le cabía imperiosamente el nombrar a su primer gobernador dentro de la frontera del reciente dominio. El Augusto Mandatario que Felipe III designara en la larga nómina de gobernadores que le siguieron, fue la de don Diego de Góngora, caballero de la Orden de Santiago y natural del Reino de Navarra, quien accede a la sede creada el 17 de noviembre de 1618, permaneciendo en sus funciones hasta octubre de 1623, en que fallece. Su preocupación principal, que atenazaba su mente, fue el de investigar la situación de los naturales y de sus paisanos, levantando un empadronamiento genera! de los vecinos e indios terrícolos, en toda la superficie en que se extendía su jurisdicción. No nos detendremos a analizar la amplitud censada de su poderío, sólo nos circunscribiremos a la parte correspondiente a Buenos Aires, la cual nos advierte de los siguientes guarismos:
212 vecinos que, calculando cinco personas por cada uno, da un total de 1.060 personas; los indios radicados en la ciudad sumaban 103 y 668 los distribuidos entre las tres Reducciones denominadas San José, Santiago del Baradero y del Cacique Tubichaminí.
Don Diego de Góngora se dispone a partir visitando y reconociendo todos esos reductos indígenas. De su extensa travesía y de su registro y vigilancia cuidadosa que pone en cada uno de ellos habría de dar cuenta exacta y fiel a Su Majestad cesárea. Por ese testimonio, firmado por el gobernador y testificado por el Escribano, nos avenimos a la situación en que se encontraban cada uno de esos pueblos, sujetos obedientes a un corregidor. El documento es inapreciable. El pliego es la transcripción e impronta de la existencia de los hijos de la tierra en su sitio de convivencia.
Testimonio de la visita de tres reducciones de indios que están un In iihh, dicción de la ciudad de la Trinidad que hizo el Gobernador Don Diego de Góngoni
Yo Juan de Munarri escribano del reino señor y mayor de gobernación en este Río de la Plata certifico y doy fe que por los autos padrón y diligencias que el señor Don Diego de Góngora caballero del hábito de Santiago Gobernador y Capitán General de las provincias del Río de la Plata por su majestad hizo cuando salió a visitar las tres reducciones de indios que están en la jurisdicción de esta ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires que son una nombrada San José del cacique don Juan Vagual sobre el río de Areco dieciocho leguas poco más o menos de dicho puerto y otra dieciséis leguas de tierra adentro cerca de la costa del Río Grande de la Plata nombrada del Cacique Tubichamini y otra nombrada Santiago de! Varadero que está sobre un brazo del Río Grande del Paraná veinticinco leguas poco más o menos de dicho puerto. Parece haber hallado en cada uno lo siguiente:
La otra reducción de Santiago del Varadero hubo 63 indios cristianos en que constan 8 caciques – Ítem 11 indios infieles en que entran 3 caciques – ítem 58 indias cristianas – Ítem 7 indias infieles – ítem 58 muchachos y muchachas bautizados y por bautizar que todos son 197.
Esta reducción parece que está puesta en mal asiento que es un pantano con mala agua y poca leña y los caciques e indios declararon que la pesquería y la caza de venados y yeguas está a dos y tres leguas y que sus tierras de donde son naturales están siete leguas Buenos Aires veinte leguas de la dicha reducción, y que allí los doctrinaron los padres de San Francisco y que habrá cuatro años los trajeron a la dicha reducción por mando de Hernandarias de Saavedra que les prometió hacer mucho bien y que tenían hecha una iglesia muy grande y sus casas con mucho trabajo.
Tiene la dicha reducción una iglesia grande de tapias cubierta de madera de sauce, en el altar había dos imágenes de lienzo en bastidores de madera y dos candeleros de azófar y dos cajas y dos campanas pequeñas y no se halló otra cosa. Porque el ornamento frontal misal y cáliz y demás aderezos de decir misa el Padre Fray Luis de Bótanos de la orden de San Francisco que está por doctrinante de la dicha reducción certificó que es del convento de Buenos Aires.
Estos indios viven con más pulida (buen orden) que los de las otras dos reducciones porque tienen sus casas cubiertas de paja y palos y siembran maíz y los más de ellos andan vestidos y que tienen quien los doctrine. Susténtanse de lo que lo demás y de algún pescado y del maíz que siembran. Estos indios usan de arcos y flechas que son sus armas.. Tenían dieciséis yuntas de bueyes con sus yugos y arados y tienen novillos cerreros y ocho azadas y ocho anegas de maíz i3e la comunidad.
Ya todos los indios e indias de las dichas reducciones el dicho Gobernador los habló y trató con mucho amor y voluntad y mandó repartir entre ellos cantidad de cuchillos, chaquiras y yerba coro y otras menudencias de que usan y gastan y quedaron quietos y contentos.
ítem otra reducción nombrada San Tiago del Varadero, veintidós leguas de esta dicha ciudad que está a cargo de Bartholomé Pintos vecino de ella que hace oficio de corregidor que le nombró Hernandarias de Saavedra, tienen los indios que estaban en la isla que serán hasta ciento cuarenta y su cacique principal se llama don Bartholomé, y que siembran maíz, fríjoles y habillas y otras semillas con lo cual y carne de yeguas cimarronas y pescados que pescan en el río se sustentan y que tienen iglesia y casas de orcones y cubiertas de paja y que por cristianos aceptó los indios viejos y que no tienen bienes más que veinticuatro bueyes y que andan vestidos de cuero y se cobijan con pellejos, y que tuvieron por doctrinante a Fray Francisco Arenas de la orden de San Francisco, seis meses y que después entró a doctrinarlos Fray Luis de Volaños de la misma orden que hasta ahora está en dicha reducción.
Y no consta que en esta jurisdicción haya más reducciones según todo los uso dicho más largamente parece portas dichas averiguaciones hechas sobre ellos por el dicho gobernador Don Diego de Góngora que aquí firmó don Diego de Góngora por cuyo mandato di la presente que se fecha en la dicha ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires en 16 días del mes de julio de 1619 años. En testimonio de verdad
JUAN DE MUNARRI
Escribano Mayor de Gobernación
Reitera su comunicación y su celo de esos lugares aborígenes el gobernador de Góngora. Ocho meses más tarde retorna; a transitar epistolarmente por los áureos y polvorientos caminos a los mojones de los indios. No los desampara. Los protege. Los defiende. Se preocupa por su bienestar moral y materialmente. Fue muy solícito por el estado de los bárbaros en su condición de seres humanos. Vuelve con su pluma a rasgar la nívea plana que envía al Monarca narrándole detalladamente lo percibido y vivido en cada una de esas tres sedes de los naturales, y fragmentándolas nosotros a la parte que corresponde esta relación.
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